viernes, febrero 27, 2009

And now, other eyes are catching you while you`re thinking
in the things that you should do tomorrow
and another heart beats within you
babe, you have change mine by another woman
ÑY
{Y ahora, otros ojos te atrapan mientras piensas
En las cosas que deberías hacer mañana
Y otro corazón late en tu interior
Cielo, has cambiado el mío por otra mujer
}

Cuando te perdí, grité más fuerte de lo que nunca había gritado. No se si fue por tristeza, o simplemente para poder encontrarte.


miércoles, febrero 25, 2009

Todos solían decirle: “la distancia hace al olvido”, pero ella sabía muy bien, que quienes olvidaban, eran las personas. Y Clara siempre lo supo, pues su intuición era lo único de ella que no le fallaba. Ella sabía, desde hacia muchas noches atrás. Ella ya había llorado por ello, desde la primera vez que lo pensó. Y llego la luna llena, en donde se cantaron aquellas palabras de confirmación: es una chica, una chica que él ya conocía; es una chica, una chica afortunada. Y de pronto, cual lluvia de pétalos marchitos, Clara se cayó a pedazos sobre su alfombra azul.

My Saint Valentine`s baby


Se presentaba ante mí, como si yo supiera de antemano que era. Me miraba intenso y tierno, y me adentraba en sus ojitos de ángel pequeño. Lentamente caminaba hacia mí, con la seguridad con la que avanza un tigre hacia su presa, pero con la ternura con la que un niño desea tocar a su madre. Sus alas no me impedían sostenerlo entre mis brazos y sus manos pequeñas le permitían tomar mis lágrimas con tanta precisión que estas no llegaban a tocar mis labios. Y vi mis ojos, y vi la nariz de él. Y de pronto, al despertar, lo extrañé como si me lo hubieran quitado del interior de mi cuerpo; y lloré, y él ángel no estaba para aplacarme la tristeza. Si no recuperaba a aquél hombre que amaba, jamás lo volvería a ver; no con la misma nariz, no con el mismo espíritu.


Tu ausencia se lleva mucho màs, de lo que trae cualquier otra compañìa.




Què puedo hacer yo, para caminar entre los pasillos locos de tus pensamientos?

martes, febrero 03, 2009

Lovers




Volverás, junto a mí. Mañana, quizás demasiado tarde, quizás en el momento ideal. Pero volverás. No sabré olvidarte, así que allí estaré. Porque volverás.
Aunque no te hayas despedido y poco a poco te olvides de quién soy ahora, después, con el tiempo, volverás, para conocerme cuando haya crecido. Y mientras me vuelves a conocer, yo te habré conocido completamente desde antes, ¿no lo ves?
Aprenderé a perdonar que hayas vuelto a amar, y sanaré las heridas que tus hijos provoquen en mi, porque habrás vuelto, ¿no lo ves?, ya nada importa, porque habrás vuelto, escalando cansado hasta mi.
Y mientras vuelves a amarme, yo te habré amado desde siempre, tu lo sabes. Y mientras te espero, porque volverás, me prepararé para que sepas encontrarme, no importa cómo, porque volverás.
Habrás amado a muchas mujeres, pero yo, esperaré para que me ames solo tú. ¿No lo ves? Te esperaré mientras nuestra vida lejos avance; y te amaré de todas formas, aunque por mucho tiempo no sepas encontrarme. Siempre habrá esperanza de que en algún mañana vuelvas, ¿y sabes por qué?, porque volverás.

lunes, febrero 02, 2009

Musical




Uno a uno los escalones se superponían a sus anteriores formando un camino cada vez más profundo y lejano. Las plantas también se relacionaban entre sí, y se enredaban con los barandales de la escalera formando un tapizado espeso y verde sobre el material. Casi sobre la cúspide, los arboles eran tan altos que las aves y las diferentes criaturas que allí se hallaban se amontonaban en sus raíces, sobre los colchones de hojas anaranjadas y amarillentas que llovían desde el cielo tapando algunos nidos y nichos, que los celosos padres descubrían con urgencia. El viento se hacia espacio entre las ramas para levantar del suelo toda forma liviana que pudiera tomar como compañero de viaje mientras se dirigía al Este.
Luego le sucedería la esperada base. El suelo era tan brillante como lo eran los pequeños pero deliciosos rayos de sol que se filtraban entre la cima de la vegetación, las columnas, grises y agrietadas, se inclinaban llevando sus cuerpos hacia el centro del escenario, en donde el piano de madera blanco se convertía en el protagonista. El sol se seguía colando por entre los arboles y los cilindros de piedra, las aves seguían cantando, las hojas seguían cayendo y, algunas, acompañando al viento camino a casa. Todo parecía normal al anochecer, cotidiano. Y cuando el Augurio presintió que algo podría cambiar, el piano comenzó a tocar un repertorio de melodías que no se detuvieron hasta finalizado el amanecer. Nada había cambiado, el escenario era el mismo de siempre, y el piano, como siempre, tocaba solitario en escena.