viernes, enero 14, 2011

Hoy vi un a Mirlo guiñarle un ojo al grillo,
Y sentí al aire llenarse de olor a lluvia.
Hoy te vi en aquel pájaro solitario,
Repeliendo los candados de mi amor.
Cantas y no reclamas. Cantas para mí.
Tu voz ya no ruge, ya no es inquieta.
Y desde tu corazón pulsando en tu garganta,
Aquel canto musculoso, me oye, me habla y me mira.