domingo, noviembre 18, 2012



No odio al hielo por quemarme. Mis manos tienen la culpa por querer tocarlo tanto tiempo.




Mi piel tan valiente que nace guardián. Que cuando quiero cubrirla y protegerla se siente cobarde y se envejece.
Mi piel que es mi verdadero espejo y me habla en lenguaje de color sangre viva. Es la traductora de mis instintos.
Mi piel que me enseña cómo se cicatriza un rasguño. Que se hace cargo del dolor de otros órganos.
Mi piel que es mi mamá en mi propio cuerpo. Mamá que me enseña a sentir el mundo.
Mi piel es tan fina que cuando se rompe puedo volverla a tejer. Entonces no es solo fina; ella es creativa.