Clara se atiborraba dentro de los más profundos mares. Se dejaba alcanzar por los más fuertes vientos. Dejaba que la nieve y el sol quemaran su piel. Pero nada había sido más peligroso y perdurable, que amar a Alejandro.
Y se preguntaba en el oleaje de sus pensamientos. Si su piel se cortara con amar, cómo sabría yo que la mía no haría lo mismo? Y si el amor nos volviera ciegos, cómo nos distinguiríamos cuando todo se vuelva muy oscuro?
Realmente Clara no se había dado cuenta que no hacía falta volverse ciega para no saber diferenciarse entre ella y Alejandro. Pero si había pensado en que a través de todos estos años ya nada podía vulnerarlos, porque entonces, tendría sentido intentar siquiera? Después de mil días, podría sentir algo menos que amor?
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