No me quejo, no duele.
Te escucho masticar las pocas plumas
que me quedan.
Veo como podés dejarme
expuesta a las rayas tus ojos que no me miran.
Siento los puntos rojos que no cicatrizan
después de depilarme las alas.
Me gusta tu peligrosa forma de hacerme depender de tu vuelo.
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