viernes, agosto 14, 2015




Como una olla de agua hirviendo al lado de un cenicero en uso; humo y vapor expandiéndose, conquistando rincones de cocina. Indistinguibles, inherentes. Faltaba concienciar un detalle último para encontrarse a sí misma, para conocer el desvío inseparable a su ruta. Ésa ruta que era dos y sólo una.
 Cuando el calor íntimo de su ánimo evaporó la característica final, ella, no pudo más que definirlo como siniestro.

No hay comentarios: